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Nikko pasado por agua

El día amaneció nublado en Tokio pero no llovía, así que seguimos con nuestros planes. Tocaba visitar Nikko. No nos podíamos imaginar el diluvio que tendríamos que soportar más tarde. De camino a Nikko, en el tren, ya empezó a llover y nosotros sin paraguas ni chubasqueros. Por si os ocurre lo mismo, en frente de la estación JR de Nikko hay una tienda que vende paraguas y una parada de autobuses donde tomar uno que te acerque hasta el conjunto de templos de Nikko.


El complejo está inmerso en una zona boscosa, llena de cedros y vegetación y muros de roca envueltos por el musgo, que le confiere un aire místico inolvidable. La lluvia ayudó a aumentar esta sensación de misterio.



El primer templo que visitamos fue el de Rinnoji, que está en plena rehabilitación. La duración de las obras está prevista hasta el año 2020 y poco se puede ver del exterior del templo que está cubierto con una lona. Gran parte del interior también está cubierto y algunas piezas han sido retiradas para restaurarlas, entre ellas, dos de los tres budas de madera mayores de Japón. Por unas escaleras se accede a la parte superior del templo donde, paseando por andamios, se pueden ver las labores de reconstrucción. A día de hoy el templo está totalmente despiezado dado que los trabajos están en una fase muy inicial, no como en Himeji que aunque esté en reconstrucción puedes hacerte una buena idea del Castillo. 

La lluvia iba en aumento y cada vez se iba complicando más la visita. Nos tendríais que haber visto con el peque cargado en la mochila y sosteniendo la cámara de video en una mano y el paraguas en otra, también la de fotos, el móvil para actualizar en Instagram, empujando el carrito como podíamos por caminos de tierra y piedras (mejor que no lo llevéis)…. sinceramente, no fue fácil. No tenemos dominada la combinación lluvia y logística reportera y encima controlar a tres niños….¡cualquier consejo será totalmente bienvenido!



De allí nos fuimos al templo Togoshu: es precioso, pero mejor para un día sin lluvia. Había mucha gente y, por supuesto, muchos paraguas que impedían ver bien los detalles.



Aún así, tuvimos la suerte de coincidir con una boda japonesa, con los trajes típicos. Caminamos hasta el Mausoleo de Tokugawa Ieyasu que hay en lo alto de un montículo, lo que comportó un largo paseo bajo la lluvia y subir unos cuantos escalones de piedra que, a la bajada, resbalaban. 




Completamos la visita al complejo de Templos de Nikko con la visita al templo de Tainyuin-byo. Gran parte de este templo también está en reconstrucción. Aquí pudimos contemplar las impresionantes figuras de los guerreros y coincidir con un momento de plegarias de los fieles budistas.

Nikko es precioso, espectacular y de visita obligada, pero entre la lluvia y, sobretodo, los trabajos de restauración no lo pudimos disfrutar como se merece. Nos ha quedado cierto mal sabor de boca por este motivo, así que tendremos que volver otra vez para remediarlo (mejor a partir del 2020 que ya estará todo restaurado).


Comentarios

  1. Hola familia! Veiem que malgrat la pluja que vau tenir aquest viatge ho vau gaudir; Japó és un d'aquells països que no ens va deixar indiferents i que tornaríem demà mateix! :-)

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    1. Hola parella!! per sort només va ploure un parell de dies, així que vam poder veure aquest fantàstic país perfectament. I sí, hi tornariem demà mateix. Ens han quedat moltes coses pendents! :)

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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